lunes, 21 de septiembre de 2009

Porque La Parca se alimenta con mi aire

Por estos días, la señora Parca, llego nuevamente a la puerta de uno de mis cercanos, de mis entrañas, de mi sangre?... La Parca, vestidita de blanco llego a recordarme que no me olvida.

Le tengo miedo, le tengo pavor, le temo, le temo, le temo, sobre todo porque por tercera vez me muestra como es dueña de mi aire, de mis pulmones, y como me va a llevar por ellos.

Ahora sigo fumando, aún, con su presencia tan constante, después de un cáncer de pulmón, de un paro respiratorio y de un "endurecimiento de pulmones"; todos ellos grandes acciones que me han mostrado que existe y cuanto pueden llevarse de los que quiero.

Porque he pensado en estos días, cómo sigo extrañando a mi otra madre, su risa, sus chistes, cómo ese dolor no me cesa, y cómo su partida fue el sello constante del temor que le tengo a esta hp Parca.

Esta vez, se llevo a un luchador de la vida, a una de esas personas que siempre quiso permanecer acá, vivir acá, estar acá -no como nosotros y nosotras, algunos- un luchador que durmió del otro lado de la cama de ella por 17 años.

Su partida, además del dolor profundo de ya no tenerle, me recuerda cuanto tengo por hacer aún, no por mi, sino por aquellas personas que tendrán el corazón destrozado, como tengo el mio ahora, cuando llegue la hora de ir a tomar té con esta puta Parca.

1 comentario:

ilipitia dijo...
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