sábado, 23 de enero de 2010

La lluvia al amanecer... o el embrujo del desvelo

Es indescriptible recibir la lluvia al lado de un cuerpo desnudo
entre somnoliento y despierto, el suyo como el mío...

Es el embrujo del desvelo, perdido en el abrazo,
es abrazo que basta con pegar un poco más la mano a la piel
para sentirlo en las entrañas.

Es la lluvia, el desvelo y todo junto
lo que hace,
que cada beso
perdido entre la oscuridad
sepa siempre a gloria
siempre a infierno

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