lunes, 8 de febrero de 2010

Vengo a no pedir la mano de su hija

Por estos días, lo he pensado mucho si venir o no...

He buscado en mi ropero, - que es escaso sabrán que soy inmigrante -, la mejor gala, los vestidos los he dejado todos en Colombia, pensé que aquí no los necesitaría, pido mil excusas por llegar mojada de sal, llena de arena, pero en mi piso no hay butano, no me he podido duchar...

Muchas gracias, el potaje esta delicioso, he venido para decirles, que vengo a no pedir la mano de su hija, no me quiero casar con ella, no la quiero para mí, no la quiero para la vida entera...

Saben lo que les digo, vengo a no pedir la mano de su hija, entre ella y yo no hay nada que pueda ser nombrado, ninguna palabra puede existir para estar a su lado, no, por favor, no es el AMOr, no hay palabra que pueda escribirlo...

Si ya lo se, tengo para tener una vida bella con ella, si ya se que podría decirse que la amo, pero no, no, por favor no, no digan eso, entre ella y yo no hay AMOS...

Vengo a no pedir la mano de su hija, por que no me interesa su mano, realmente no me interesa quitarle nada que sea de ella, vengo a decirles que no me quiero casar con ella, que no puedo prometerle fidelidad hasta la muerte, vengo a decirles que no estaré en su enfermedad, porque quizás muera yo primero, que no la quiero madre, ni señora...

Pero, no, no, por favor tranquilos, no necesitamos su bendición entre su cielo y el mio, no hay nada que los una, no la quiero a a ella, no quiero a nadie más que a mí...

Vengo a no pedir la mano de su hija...

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